El Antiguo Testamento es más que una colección de libros dispares; cuenta una gran narrativa que abarca siglos. Esta narrativa está impregnada de la cultura, la historia y la fe de los israelitas, mostrando su relación con Yahvé, el Dios al que adoraban.
La narrativa comienza con el libro de Génesis, que describe la creación del mundo, la humanidad y los inicios de la nación israelita con los patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob. Este libro establece el escenario para el conflicto central del Antiguo Testamento: la lucha entre los propósitos de Dios y la desobediencia humana.
La siguiente fase significativa en la narrativa es el Éxodo, relatado en el libro del mismo nombre. Aquí, los israelitas, ahora esclavizados en Egipto, son liberados por Moisés bajo la guía de Dios. Este evento es un momento fundamental para la nación israelita, ya que simboliza la liberación y el pacto de Dios.
Después del Éxodo, la narrativa relata las andanzas de los israelitas en el desierto, su conquista de la Tierra Prometida bajo Josué y su turbulenta historia como nación, marcada por ciclos de fidelidad, apostasía y redención.
La gran narrativa del Antiguo Testamento también incluye períodos de prosperidad bajo grandes reyes como David y Salomón, seguidos por la división de la nación en dos reinos: Israel en el norte y Judá en el sur. Esta división prepara el escenario para una serie de crisis que culminan en los exilios asirio y babilónico.
La narrativa luego se desplaza al esperanzador retorno del exilio babilónico y la reconstrucción de Jerusalén bajo líderes como Esdras y Nehemías. El Antiguo Testamento concluye con los libros proféticos, que señalan hacia la futura redención de Dios.
Varios eventos clave marcan la gran narrativa del Antiguo Testamento. Estos eventos moldearon significativamente la fe, la identidad y el destino de la nación israelita.