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De la nada en absoluto

Requisitos de finalización

La doctrina cristiana de la creación ex nihilo, o creación “de la nada,” es una creencia fundamental que tiene una inmensa importancia teológica. Esta doctrina afirma que Dios trajo todo el universo a la existencia desde la nada, únicamente por el poder de su palabra. En esta discusión, exploraremos los orígenes de esta doctrina en el pensamiento cristiano, examinaremos sus implicaciones teológicas y consideraremos su impacto en nuestra comprensión de Dios, la creación y la experiencia humana.

Orígenes de la Doctrina

El concepto de creación ex nihilo tiene sus raíces definitivas en la enseñanza bíblica. El libro de Génesis, específicamente Génesis 1:1 EM, establece la base para esta comprensión: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” Este versículo presenta a Dios como el iniciador y único agente de la creación, enfatizando su poder trascendente sobre todas las cosas. Teólogos cristianos tempranos como Tertuliano y Agustín desarrollaron y solidificaron la doctrina, articulándola como una respuesta a los desafíos filosóficos a la teología cristiana.

Implicaciones para la Teología

La doctrina de la creación ex nihilo tiene profundas implicaciones para la teología. Primero, enfatiza la soberanía absoluta y la omnipotencia de Dios. Al crear de la nada, Dios demuestra su autoridad sobre toda la existencia, afirmando su control absoluto y dominio sobre el universo. Esto desafía ideas filosóficas y religiosas alternativas que postulan una materia preexistente o deidades competidoras.

Segundo, la creación ex nihilo subraya la distinción radical entre el Creador y la creación. Dios no es simplemente un artesano hábil que trabaja con materia preexistente, sino la fuente y el sustentador de todo lo que existe. Esta distinción protege contra cualquier forma de panteísmo (la creación es Dios) o la idea de que el mundo creado es una extensión o parte del ser de Dios (panenteísmo).

Además, la doctrina destaca la gracia de Dios en la creación. El acto de Dios al traer al universo a la existencia no fue por necesidad o compulsión, sino un acto de libertad y gracia divinas. La creación se convierte en un reflejo del amor y la generosidad desbordantes de Dios, proporcionando una base para comprender su obra redentora y el don de la salvación.

Implicaciones para la Creación y la Humanidad

La doctrina de la creación ex nihilo establece la bondad inherente y el propósito de la creación. El acto creativo de Dios declara la bondad de todo lo que Él trajo a la existencia. El orden creado, como expresión de la voluntad divina de Dios, posee un valor inherente y refleja su gloria. En consecuencia, como parte de este orden creado, la humanidad tiene un papel y una responsabilidad únicos como administradores de la creación de Dios.

Además, la creación ex nihilo proporciona un marco para comprender la experiencia humana y la búsqueda de significado y propósito. Al ser creados por Dios y a su imagen, los seres humanos están llamados a reconocer su dependencia de Él y a encontrar plenitud a través de una relación con el Creador. Esta comprensión forma la base del anhelo humano por la trascendencia y la búsqueda de significado y propósito último en la vida.

En última instancia, la doctrina de la creación ex nihilo se erige como una piedra angular de la teología cristiana, destacando la soberanía absoluta de Dios, la distinción radical entre el Creador y la creación, y la naturaleza gratuita del acto de Dios. Afirma la bondad inherente y el propósito de la creación mientras proporciona un marco teológico para comprender la identidad, el propósito y el anhelo humano de una relación con el Creador. Al abrazar esta doctrina, los cristianos son invitados a maravillarse del poder divino, la sabiduría y el amor manifestados en el acto de creación de Dios, fomentando una apreciación más profunda por el mundo y nuestro lugar en él.